No deja de ser casual la fecha escogida, un día después de la “fiesta Hispanidad” y tampoco el hecho de que en el contexto político en que vivimos en las relaciones Cataluña-España se haya decidido celebrar en Cataluña. Tampoco parece casual que muchos grupos de ultraderecha y ultracatólicos hayan hecho un llamamiento para acudir en masa a Cataluña el fin de semana y asistir a la manifestación españolista en Barcelona el 12-O y la beatificación "de los 522 mártires de la persecución de los rojos".
Hasta aquí estas casualidades no parecen sorprendernos mucho. Volviendo al clima político en las relaciones Cataluña-España si que a alguno podría sorprender la asistencia confirmada al acto del presidente de la Generalitat Artur Mas, así como varios miembros del gobierno de CIU. Pero este tampoco debería de desconcertarnos en demasía en cuanto que CIU es el brazo político de la burguesía catalana, aquel mismo grupo social que mayoritariamente mostró su adhesión al Franquismo.
Y por una vez para quitarle protagonismo al Molt Honorable president de la Generalitat me centraré en la convocatoria realizada por la conferencia episcopal española.
Esta misma jerarquía eclesiástica que ahora quiere beatificar a sus mártires es la misma que el 1 de abril de 1939, fecha en que se publicó el último parte franquista de guerra, y a través del Papa Pío XII enviaba al dictador en un telegrama: "Agradecemos deseada victoria católica. Hacemos votos porque este queridísimo país emprenda con nuevo vigor sus antiguas cristianas tradiciones".
Franco y la Iglesia victoriosos de la guerra civil gestionaron la paz a su manera, con las fuerzas represivas del Estado dando fuerte a los cautivos y desarmados rojos, mientras los obispos y clérigos supervisaban los valores morales y educaban a las masas bajo el dogma católico. La iglesia miraba a otro lado respecto a los miles de españoles fusilados, presos, humillados, a la vez que paseaba a Franco bajo palio y mostraba adhesión incondicional a su dictadura.
La propaganda franquista unificó desde el primer momento a las víctimas de la persecución religiosa con los muertos en el frente bajo la denominación de caídos por Dios y por España, como se proclamaba en los monumentos y en las listas inscritas en las iglesia.
La memoria de la Guerra Civil por parte de la Iglesia española se puede resumir en que ha sido hipersensible con sus propias víctimas y muy poco sensible con las de la represión franquista. El ejercicio de recuperación de su memoria histórica han sido los procesos de beatificación y canonización de los llamados mártires.
A las puertas del 75 aniversario del final de la guerra civil española, la sociedad española le pide a la iglesia católica que apoye la memoria histórica colectiva para que muchos familiares de los asesinados y que hoy aún permanecen enterrados en las cunetas y en los muros de los cementerios, puedan recuperar su memoria.
Lejos de esto hoy la iglesia sigue eludiendo pedir disculpas por su apoyo a la rebelión militar y al régimen franquista y continua honrando a sus mártires en actos como el de hoy domingo en Tarragona.
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